¿Qué alumno que no haya pasado por Psicología no ha llevado la clase de Sistemas Psicológicos con el profesor Mogrovejo? Probablemente fue él quien nos abrió los ojos a lo dificil que sería pasar a facultad y todo el esfuerzo que esto demandaría. Ya recordarán tantas lecturas de fenomenología y psicología transpersonal que quizás muchos no entendieron. Es así como el conocido y estimado profesor Mogrovejo puede estar dispuesto a ayudarnos en cualquier momento y a hablarnos de su experiencia en el campo de la Fenomenología y la Psicología Humanista ¡con tanta pasión y entusiasmo...! pero ¿alguien sabe de dónde vino toda esta pasión por la psicología? es de esto que el profesor Mogrovejo (o cariñosamente conocido como "Mogri") nos cuenta un poco en esta entrevista, para saber de dónde surgió tanta motivación para alcanzar sueños que, como él mismo afirma, en aquella época el país no incentivaba, sueños en cuanto a lograr introducirse en un campo que no era muy estudiado, inclusive hasta hoy en día.
En esta entrevista podemos explorar aspectos del no tan "conocido" profesor Mogrovejo que a muchos nos soprenderán; y quizás al terminar este artículo se identifiquen con vivencias que él relata y que enriquecerán su experiencia académica y su pasión por la psicología, que esperemos vaya en aumento.
Quizás al terminar de leer este artículo descubran que ahora estiman a "Mogri" más de lo que pensaban.
Esperemos sea de su agrado esta nueva sección de entrevistas a los profesores de la especialidad.
¿Cómo así decidió estudiar Psicología?
No fue una decisión sencilla porque en mi tiempo y en mi época no había mucha información sobre la existencia de una profesión que era bastante joven como la Psicología. Entonces todo empezó por un tema más autodidacta de indagar primero qué temas de ofrecimiento profesional había en el mercado. Inicialmente tuve una inclinación por la medicina, y justamente al profundizar en temas vinculados a la medicina, al tratar de hacer compatible algunas actitudes, habilidades y capacidades me di cuenta de que no era exactamente lo mío y de que mi orientación social apuntaba más hacia relaciones humanas. Entonces, lo más cercano que yo en ese tiempo recuerdo haberme acercado es justamente la Psicología, así es como terminé resolviendo mi dilema.
¿Y por qué sigue en este campo después de tantos años?
Por una suerte de convencimiento progresivo en el que el tiempo me ha ido dando la razón de que no me equivoqué en lo que había escogido porque me gusta lo que hago, aprecio lo que hago y recibo el feedback de que mi trabajo realmente produce un efecto en la gente, un bienestar que siempre he querido que mi trabajo produzca. Eso de alguna manera refuerza y me da fortaleza en relación a la decisión que tomé.
¿Dónde realizó sus estudios de pregrado?
En San Marcos, institución que entró a muchos procesos en el tiempo. Procesos de carácter conflictivo, históricamente hablando. A pesar de ello se fueron dando las condiciones para ir cerrando algunos temas.
¿Y hace cuánto tiempo que ejerce la Psicología?
Yo ejerzo desde el año ’81.
¿Y tiene estudios de posgrado?
Tengo estudios de posgrado, e incluso una especialidad terapéutica en el Centro de Desarrollo para la persona de Carl Rogers, entrenamiento que recibí de la propia hija de Carl Rogers que es la que maneja este centro en la actualidad.
¿Dónde queda?En La Jolla, California.
¿Trata temas de alguna especialidad en particular?
Mi especialidad es Psicoterapia en Niños y Adolescentes. Trabajo en la línea de terapia infantil que es derivada de la propuesta de Virginia Axline, quien es la que trabaja el tema de terapia con niños, que es una terapia de juego, una posibilidad de ayuda terapéutica para los niños. A ver, primero por qué mi trabajo con niños y adolescentes. Uno va a encontrando en el ejercicio profesional una mayor afinidad, ¿no? Y esa afinidad se va traduciendo en una especie de atmósfera que uno va construyendo en la relación con un determinado grupo de trabajo. Entonces yo me siento muy cómodo trabajando con niños y adolescentes. No es que no me sienta cómodo trabajando con adultos pero yo veo que hay una relación y un vínculo que yo puedo establecer, terapéuticamente hablando, con los niños y los adolescentes y que me permite realmente identificar que sí es posible producir efectos. Pero de esa línea yo no conocía absolutamente nada en su momento, así es que después de más o menos unos 8 o 10 años de ejercicio profesional es que yo decido tener una formación porque además las formaciones terapéuticas en ese tiempo no eran tan prolijas como son ahora y por otro lado en el Perú no había absolutamente nada. Entonces, había que salir a buscar a otros lugares algo distinto. Al regresar y hacer ejercicio práctico, ya de la propuesta terapéutica, me doy cuenta de que efectivamente tener una herramienta de esa naturaleza y utilizar el juego como instrumento terapéutico ayuda a diferentes niveles. Para el niño es un espacio de recreación y entretenimiento pero también es una vía de actuar sus problemas, sus conflictos, sus dificultades y a través de eso poder hacer intervenciones para ayudarlo a elaborar situaciones que a nivel personal pueden ser muy intensas desde el punto de vista familiar, académico, escolar por el que esté atravesando.
Qué interesante, de hecho es una mirada distinta a la que nos suelen presentar aquí, que es más bien dinámico o cognitivo-conductual ¿Me podría contar un poco más de ella?
Así es, el enfoque de Carl Rogers es un enfoque fenomenológico existencial y se enmarca dentro de lo que sería la perspectiva humanista de la Psicología. Entonces, la perspectiva humanista tiene una visión que comparte con otras visiones terapéuticas pero a la vez se diferencia por la forma en que enfoca el trabajo. Entonces para las terapias humanistas-existenciales lo importante es centrar su atención en la persona, en el individuo y no tanto en el problema. Y no porque el problemas no sea importante sino que no lo pone en el núcleo de su interés fundamental, terapéuticamente hablando. Entonces, esta propuesta terapéutica, cuando se enfoca particularmente en el niño, le da por ejemplo la atención, la acogida, la comprensión que justamente el niño inicialmente necesita para comenzar esta aventura que es justamente la exploración de una serie de sentimientos que para el niño inicialmente son confusos, son vagos, pero que conforme él se va permitiendo en ese clima de confianza darse a conocer y mostrarse, entonces hace posible que el interlocutor, que es el terapeuta, lo ayude a comprender las situaciones vitales por las cuales está atravesando. El problema es una cuestión secundaria, la terapia humanista parte del principio de que hay que aprenderse a conocer primero antes de resolver problemas. Esto porque no se puede resolver un problema sin saber de qué condiciones personales estamos provistos, entonces, si descubrimos primero esas potencialidades, esos recursos, esas posibilidades nos vamos a poner en juego justamente en la resolución de problemas, independientemente de la fuente de donde estos provengan.
Me gustaría saber también, aparte de la afinidad, ¿qué es lo que lo hizo escoger esta perspectiva en particular y no otra?
La dinámica de trabajo me fue revelando que cuanto más puntualmente me intereso en la persona y me desconcentro temporalmente en el problema sí noto progresos y sí noto evolución. Cuando me concentro más en el problema estoy preocupado en que la conducta se modifique y de pronto en los tiempos que se manejan en la terapia y si la conducta no va cambiando eso me genera terapéuticamente una preocupación que en realidad yo resuelvo cuando más me concentro en el bienestar, en la motivación, en los sentimientos que tiene la persona en ese momento. Entonces, yo me doy cuenta que incluso la relación evoluciona, progresa y avanza.
¿Realiza investigación?
Sí. Yo tengo una línea de investigación que tiene que ver con evaluación de programas terapéuticos, porque en realidad toda esta herramienta terapéutica se puede llegar a sistematizar en programas muy específicos y concretos orientados justamente hacia problemáticas. Lo que hacemos es diseñar programas, sacar algunas líneas de acción de trabajo terapéutico, o sea armar un programa y aplicarlo a un problema en específico y luego hacemos medición. Se mide antes y después para ver si el programa produce o no produce efectos.
Hace poco estuve en Cajamarca y presentamos un programa que está en pleno proceso de desarrollo. Tiene que ver con maltrato en niños. Estos han sido retirados de sus hogares por el Poder Judicial porque sus padres actúan hacia ellos con mucha violencia. Entonces, los niños son acogidos temporalmente en un albergue hasta que el INABIF resuelva su condición legal, pero mientras están ahí, ellos necesitan ayuda. Parte de este trabajo psicológico también implica un compromiso con temas de responsabilidad social. Y como parte de estos temas es que yo apoyo y asesoro en este proyecto. Todo nació por un deseo de darle algún tipo de ayuda a estos niños y de pronto dijimos “pero si podemos ayudar y a la vez hacer mediciones, por qué no convertimos este programa también en un proyecto de investigación”. Y efectivamente, todo programa de intervención terapéutica se va midiendo desde su inicio y en adelante para ver su evolución. No son programas de corto plazo, son programas continuos pero se van haciendo mediciones a través del tiempo, las cuales ayudan a entender que efectivamente hay efectos que el programa en sí produce. Sin embargo, buscamos saber específicamente cuán efectivo resulta el programa por sí mismo y no por otros aspectos que podrían estar influyendo.
¿Trabaja con alguna otra institución aparte de la universidad?
Bueno, en la Católica soy profesor a tiempo completo, en la Universidad de Lima soy profesor por horas y me dedico también a la consulta privada. Y dentro de la universidad bueno, labores académicas, administrativas y de investigación.
¿Y cuáles considera que han sido los hitos en su carrera profesional?
Uy, ¡qué buena pregunta! Acá me voy a demorar en pensar (risas). Ehh, una de mis aspiraciones fue por ejemplo formar parte del pool de docentes de la Católica pues fue una aspiración querer estudiar acá y no pude hacerlo en su momento. Ahora, para mí, es un orgullo formar parte de la plana docente de la universidad. Otras cosas meritorias han sido alcanzar los sueños que yo tenía para con mi formación profesional. En ese sentido me siento satisfecho, no siento que haya dejado cosas en el camino, aunque aún hay cosas que se pueden seguir logrando. Y el tener una vida en la que no me reproche a mí mismo el no haber hecho algo en un tiempo pasado porque creo que sí he logrado ir consumando mis metas sucesivamente en el tiempo.
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