Bienestar
El concepto de bienestar surge a partir de una preocupación internacional, de corte económico, por redirigir recursos y hacer un ranking de los países estaban "mejor" (McGillivray, 2007). Así, las medidas y conceptualizaciones del bienestar inician a un nivel de naciones. Esta iniciativa empezó alrededor de los años 40 de manera poco sistematizada, pero se consolidó cuando el Banco Mundial inició en 1977 el ranking de países de acuerdo a su Producto Bruto Interno per cápita (McGillivray, 2007). No obstante, ya desde inicios de los 80s, este tipo de formulación utilitarista y capitalista del bienestar fue criticada, principalmente por los hallazgos encontrados multiculturalmente de que mayores ingresos no significaban mayor felicidad (Biswas-Diener, 2008; Aknin, Norton & Dunn, 2009).
El bienestar subjetivo (SWB) es probablemente la conceptualización y la medición más aceptada e investigada del bienestar en psicología (Diener, 2009, Eid & Larsen, 2008, Ryan & Deci, 2001). Esta teoría plantea el bienestar subjetivo como el estado de satisfacción con la vida, la presencia de afectos positivos y la ausencia de afectos negativos (Diener, 1984; Diener & Ryan, 2009). Esta teoría asume que hay algunos estados necesarios para el bienestar (como salud mental y buenas relaciones sociales) pero que estos no producen bienestar por si mismos. El bienestar psicológico (PWB) también ha sido ampliamente estudiado, y es una teoría que asume el bienestar como un estado eudaimonico (que encuentra el bienestar en la realización de las potencialidades) en contraste con la anterior, que asume el bienestar desde una perspectiva hedonista (que encuentra el bienestar en términos de estados de placer y ausencia de estados de displacer) (Ryan & Deci, 2001; Ryff & Keyes, 1995; Keyes, Shmotkin & Ryff, 2002; Ryff & Singer, 2008). Esta teoría propone seis dimensiones fundamentales para alcanzar el bienestar: auto-respeto (self-regard), dominio, autonomía, relaciones positivas, un sentido de propósito en la vida y sentimientos de continuo crecimiento.
Emociones Colectivas y Clima Emocional
Las emociones colectivas se han definido como las emociones que son compartidas por un gran número de individuos dentro de una sociedad (Bar Tal, Halperin y De Rivera, 2007). De esta forma se puede pensar que los individuos experimentan emociones no solo debido a experiencias personales e internas, sino que también pueden reaccionar a experiencias colectivas en la sociedad en la que se desenvuelven (Bar Tal, Halperin y De Rivera, 2007). El clima emocional se refiere a las emociones colectivas predominantes, generadas a través de la interacción social de los miembros de un grupo en un entorno particular (De Rivera y Páez, 2007 en Rottenbacher, 2008).
Asimismo existen los conceptos denominados Atmósfera emocional y Cultura emocional. La atmósfera emocional es una forma afectiva colectiva generada por un evento socialmente significativo en un momento dado; mientras que la Cultura emocional, es un estado afectivo más estable en una sociedad, que puede incluso transmitirse a través de las generaciones.
El Clima emocional es un estado más prolongado que la atmósfera, pero menos estable que la cultura emocional; además es una respuesta colectiva a la situación socioeconómico-política de la sociedad, que influye en el modo en que las personas se comportan entre ellas y, en su comportamiento y actitud hacia las instituciones estatales (De Rivera, J., Kurrien, R. y Olsen, N., 2007 en Rottenbacher, 2008).
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